La Solea, la Caña y el Polo

August 7, 2025
11 Jan 2022
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La soleá

La caña y el polo

La soleá (flamenca) o soledad nos habla de este sentimiento que todo ser humano conoce, el estar solo. Como insinúa la misma palabra, la soleá es un palo que anuncia un estado del alma íntimo, de recogimiento, de reencuentro con uno mismo, de pensamiento en solitario y de hablarse a sí mismo. La soléa es lenta y seria. 

La soleá es uno de los estilos más fundamentales del flamenco, pues aglutina todos los elementos característicos de esta música, como, por ejemplo, el compás de soleá y el toque por arriba.

Como ritmo flamenco es quizá, junto a la bulería y la alegría, el más presente en los tablaos y en el repertorio del baile flamenco.

Las soleares basan su estructura formal en un patrón flamenco base que consiste en la siguiente secuencia: introducción de guitarra, ayeo de salida, cante de preparación, cante valiente y remate, con las falsetas intercalando las distintas letras.

Las primeras notas del cante por soleá son una llamada a escuchar y atender el alma humana. 

Las letras flamencas de los cantares por soleá, aún, siendo populares, son de gran categoría literaria. 

La soleá habla de penas, de amores, de desplantes, de sufrimiento, de tristezas, y de las ausencias y de la vida.

Es complicado distinguir la gran variedad de soleares que existen, puesto que la personalidad y carácter flamenco de la soleá impregna a casi toda la música jonda y las variantes son muy numerosas. 

La soleá suele ser ejecutada por una bailaora solista de gran expresividad. La soleá es muy dada al lucimiento de la bailaora, que puede hacer movimientos típicamente femeninos con los brazos y el cuerpo, acompañados de zapateados.

La bailaora llama la atención con el movimiento de sus caderas, su desplante y su seriedad, todos y cada uno de estos elementos, son esenciales de la estética bailable del flamenco. 

la guitarra hace la apertura de la Soleá, sus primeras notas, llaman al cantaor y bailaora, que serán acompañados al ritmo, a lo largo de la soleá. 

Yo me quejo a mi estrella

que no hay cosa en este mundo

que no me salga con ella

Caña y Polo

Las referencias más antiguas del polo, las encontramos las «Cartas Marruecas» novela epistolar de José Cadalso, publicadas en 1774. El protagonista, relata lo que pudiera ser una juerga flamenca de entonces: “el humo de los cigarros, los gritos y palmadas del tío Gregorio, la bulla de todas las voces, el ruido de las castañuelas, lo destemplado de la guitarra, el chillido de las gitanas sobre cuál había de tocar el polo para que lo bailase Preciosilla, el ladrido de los perros y el desentono de los que cantaban, no me dejaron pegar los ojos en toda la noche”. 

En el diario gaditano El Conciso del 25 de noviembre de 1812, año del inicio de la Guerra de Independencia, y de la primera Constitución Española, conocida popularmente “La Pepa”, se publica la letra de un polo con jaleos que nos relata la situación histórica que se vivía bajo la sombra de las bombas de los franceses.

El nombre de la caña ha sido objeto de discusión entre los expertos, sin que se haya llegado a un acuerdo, algunos atribuyen este nombre a una canción andaluza en la que se alude a la caña de azúcar, otros a la antigua costumbre que se remonta a épocas medievales y que consistía en «cantar a las cañas», es decir, a los vasos de vino puestos en el mostrador, o a la denominación árabe de “gaunnia” (canto) que parece la de más seguidores.

En el libro de Escenas Andaluzas, publicado en 1847, por el escritor costumbrista, y flamencólogo, Serafín Estébanez Calderón, se aportan datos sobre el mítico cantaor El Fillo, considerándolo el estilista más antiguo de este cante, en tiempos de El Fillo parece ser que era costumbre empalmar la caña con el polo.

El viajero y escritor romántico, Jean Jacques Davillier, autor de “Viaje por España”, publicado por entregas entre 1862 y 1873, también sitúa la caña, como baile habitual junto al polo y la rondeña. 

Don Antonio Chacón, popular cantaor jerezano nacido en 1869, que tenía voz de tenor, creó un corpus de las primeras músicas flamencas que pudieron ser grabadas, logrando dotar a la caña de una cuadratura musical perfecta, este cantaor dio a conocer la popular letra:


A mí me pueden mandar
a servir a Dios y al Rey
pero dejar a tu persona
eso no lo manda la Ley

En la actualidad flamenca en la que nos encontramos, es fácil observar que muy rara vez el público y el aficionado que empieza, sabe distinguir entre uno y otro, por ello queremos ofrecer una breve descripción de esos distingos.
Aunque similares la caña y el polo, la estructura del cante es diferente. La caña se compone de temple, caña, macho (que consiste en repetir los dos últimos tercios de la estrofa) y soleá corta. En el polo no se hace el macho y la soleá es apolá. El polo es de estilo vigoroso frente al más recogido de la caña.


Señores el cante del polo es cante de pura cepa y lo debe de cantar sólamente el que lo sepa

Luis Celorio